Poliedro

Nos encontramos ante una edificación que a nuestro criterio tiene que resolver arquitectónicamente tres aspectos: camuflar su gran volumen y por lo tanto con un considerable impacto en el entorno inmediato y en especial hacia la calle Donantes de Sangre, donde existen bloques residenciales, en segundo lugar controlar el soleamiento a fin de evitar un calentamiento excesivo del edificio, y por último la conexión con las infraestructuras existentes, así como la integración con el edificio de vestuarios.

Por lo expuesto, el edificio se plantea con dos volúmenes principales: uno más bajo con el programa de accesos, salas y despachos que se alinea con la Avenida Cruz Roja y otra de mayor envergadura que contiene las pistas y graderío, el cual se adosa al anterior hacia el interior de la parcela, minimizando su impacto.

El interior es rigurosamente ortogonal, persiguiendo la funcionalidad, por contra el exterior se vuelve facetado, lo que nos permite generar una doble piel con tres funciones; mejora térmica del edificio, generar sombra en los huecos a modo de brise-solei, evitando el soleamiento en los meses cálidos y disminuir el impacto visual del gran volumen en la ciudad, haciendo la volumetría más afable. Esta última característica se ve reforzada por el gran hueco de vidrio opaco hacia las viviendas y con orientación noreste, que nos permite una iluminación difusa, sin soleamiento.

El resto de fachadas del volumen principal se cierran, excepto en la esquina oeste, en el que se genera un ventanal que integra el resto del conjunto y permite generar un espacio diagonal y una ventilación cruzada para los días propicios. También se genera un hueco encima del graderío rasgado y de profundidad 2 m, a fin de ventilar e iluminar sin soleamiento en verano, en cambio en invierno el sol penetrará en la estancia por la espalda de la grada calentando el espacio. Al norte se abre un hueco en el centro y a nivel de pista para poder vincular la pista con la nueva plaza.

El volumen de salas polivalentes y despachos se iluminan con huecos verticales que permiten el acceso desde el espacio público sin entrar en el edificio.

Urbanísticamente se plantea que las dos fachadas hacia las calles, creen el límite de lo público, de tal manera que el edifico se integre en la ciudad y permitan un espacio público más amplio, previo a su acceso, entre edificio y acera a modo de plaza, tal y como existe en el actual edificio de vestuarios.

Se plantean dos accesos; uno junto al edificio existente de vestuarios, como acceso principal al nuevo polideportivo y las instalaciones deportivas; el secundario se produce en la calle Donantes de Sangre, junto a las pistas de tenis, lugar donde planteamos de manera opcional un edificio independiente de 100 m² que funcione de cafetería del conjunto tanto en horario de uso las instalaciones deportivas como cuando estén cerradas, haciendo que su explotación sea viable. Planteamos que por los dos accesos sea viable el tráfico rodado de mantenimiento y emergencias.

Al interior del conjunto, entre el edificio existente de vestuarios y el volumen de cafetería se genera un espacio de plaza interior (1.500 m²), segura y protegida del tráfico rodado, para uso y disfrute de los usuarios de las instalaciones deportivas. Así mismo se plantea este espacio como necesario si se celebran eventos que usen la pista como aforo de público, como por ejemplo en fiestas escolares, carnavales, conciertos...