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Se trata de una vivienda unifamiliar ubicada en el Cerro de Santiago, en una de las zonas más altas de este, cobrando gran protagonismo las vistas al nordeste.

Se trata de un solar con forma irregular y rodeado por dos calles, el resto de los lados lindan con un barranco.

El edificio se compone por cuatro volúmenes maclados que corresponden cada uno de ellos a una parte diferenciada del programa.

Por un lado, el volumen de salón y escalera se le ha dado mayor importancia y genera un espacio de doble altura con el techo inclinado con un tratamiento exterior de ladrillo blanco de hormigón.

El volumen de cocina-comedor conforma una terraza en la parte superior y al igual que el volumen de habitación principal se revisten de madera de iroko hasta el encuentro de la losa de hormigón, creando un zócalo más cálido de cara a las terrazas de verano en planta baja.

Por último, el volumen de habitaciones vuela sobre los inferiores marcando el acceso. A este volumen se le da un tratamiento de piedra.

Se ha intentado aproximar al máximo el edificio al barranco fomentando las vistas existentes y permitiendo un mayor espacio de jardín al oeste de la parcela y una mayor apreciación de la vivienda desde el acceso, evitando así la una carga pesada al acceder a la finca.

Debajo de la vivienda y terrazas colindantes se sitúa el sótano, evitando humedades y pérdidas de climatización en las zonas más vivideras de la vivienda.